El cuidado que le des a tu pistola determinará su tiempo de duración, como cualquier artículo que compramos, nuestras pistolas también necesitan limpieza y mantenimientos para prolongar su tiempo de vida.
Compré una pistola ¿Ahora cómo la cuido?
Antes de comenzar con el proceso, te vamos a detallar los implementos que vas a necesitar:
- Retazos de tela sin pelusas (puedes comprar tela, pero una camiseta vieja o calcetines también serán útiles).
- Solvente (de preferencia, aquellos diseñados para tener contacto con la piel, como el M-Pro 7)
- Una aguja (o algún objeto metálico puntiagudo)
- Cepillo (sin hebras de metal, por ejemplo, un cepillo dental)
- Limpiador de tubería, que será útil en los orificios pequeños que el cepillo no alcance.
- Bolitas de algodón (hisopos).
Ahora, sigue esto pasos para poder darle una limpieza y mantenimiento a tu pistola.
Desarmar
- Desmantela el arma con cuidado. Quita el percutor.
- El proceso puede variar dependiendo del modelo de arma que estés manipulando.
- Asegúrate de que tu arma esté descargada, ya que debes presionar el gatillo del arma para poder iniciar el proceso.
- Identifica las partes que estás limpiando. Hay cuatro piezas fundamentales en cualquier pistola semiautomática:
- Estructura: Esta es la parte por la que se sujeta el arma. El gatillo suele estar incrustado en la estructura y el tambor está localizado dentro de ella.
- Corredera: es la parte metálica en la parte superior del arma, mantiene el tambor sellado, compensa el retroceso (en muchas semiautomáticas) y alberga el percutor (y unos cuantos otros componentes).
- Cañón: el cañón en conjunto viene a ser en sí el cañón y la corredera.
- Varilla de guía y resorte: estas dos cosas suelen ser una sola pieza. La varilla le sirve de guía a la corredera cuando esta retrocede y el resorte ayuda a que regrese a su lugar una vez que se haya disparado.
Limpiar
- Limpia todos los componentes con retazos de tela, no es necesario que sea completamente lisa, puede tener pelusas.
- Quita toda la acumulación de carbono que se creó por la fricción del uso y también toda la pólvora quemada. Además, limpia la grasa y la pólvora que aún no se ha quemado.
- Limpia dentro del tambor, el eyector, las varillas de guía y todo alrededor de la corredera. Limpia todas las partes en las que encuentres cosas negras.
- Aplica algún solvente (de preferencia alguno que no cause reacciones alérgicas al contacto con la piel, como el M-Pro7) en todos los componentes que estén sucios.
- Asegúrate de revisar qué tipo de solventes se recomienda no usar.
- Deja que el solvente se asiente por unos cuantos minutos. Asegúrate de que las partes que estén sucias, ya sea con pólvora quemada o no, se remojen en el solvente.
- Frota toda la pistola con un cepillo (nada que tenga metal, usa algo como un cepillo de dientes). Esto ayudará a que el solvente se suelte un poco y limpie el arma.
- Limpia el arma con una tela libre de pelusas (puedes comprar retazos de tela cortados, pero también puedes utilizar una camiseta o medias de algodón). Pasa la tela por todas las partes a las que haya llegado el solvente y límpialo hasta que quede limpio.
- Utiliza algo puntiagudo para limpiar los restos de carbón o pólvora que se encuentren en las partes más estrechas del arma.
- Utiliza un cepillo de nailon para limpiar cualquier suciedad del cañón.
- Limpia el cañón con una tela remojada en disolvente. Repite el proceso con otras telas limpias (remojadas en solvente) hasta que la tela salga limpia. Luego vuélvelo a limpiar con una tela remojada en aceite, esta capa de aceite protegerá el cañón y evitará que se oxide.
- Aceita todos los componentes, ya que estos necesitan lubricación. Es posible que en el manual del arma se especifiquen las áreas que necesitan ser lubricada, aunque a veces basta con revisar el arma para saber qué partes necesitan aceite.
Vuelve a armar la pistola
- Monta de nuevo la pistola y asegúrate de que todo funcione correctamente.
- Para comprobar que el arma funciona bien, mueve la corredera, asegúrate de que se deslice hacía atrás y hacia adelante. Si no lo hace, es probable que no hayas puesto el resorte de la manera adecuada.
- Asegúrate de que esté descargada y presiona el gatillo, debes escuchar un “clic”. Vuelve a deslizar la corredera, y si tu arma es de doble acción, amartilla el percutor una vez más.
- Limpia toda el arma y quita el exceso de aceite.
- Limpia el cañón con un retazo de tela seco antes de que intentes disparar para que puedas quitar cualquier residuo de aceite.